Estas cualidades distinguían a los jeans Levi’s de
cualquier otra marca, y proveían una conexión emocional entre la marca y
el consumidor. Entonces, aquí estamos en 1985 sintiéndonos muy bien,
muy satisfechos, con un redituable negocio de jeans, con un gran
crecimiento, entendiendo bastante bien lo que significaba la marca para
los jóvenes, y esperando que el futuro resultara tan colorido como el
pasado. Y entonces llegó el tiburón. Algunos de nuestros investigadores
de mercado llegaron con la gráfica que más nos ha asustado en la
historia de la Compañía:
Lo que nos está
diciendo esta gráfica es que, a más edad, menos jeans se compran, y
todos sabemos que la gente del "Baby Boom " está envejeciendo. Esta
gráfica nos puso a pensar, y nos puso un reto, el más grande de nuestra
historia: cómo mantener a esa generación que envejece en la marca Levi’s
cuando ya no compran jeans, es decir, cómo hacer evolucionar la
tradición, y la respuesta a ese desafío fue Dockers.
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